¿Te suena? Claro, aunque los que mamamos narrativa argentina la conocemos hace largo rato, recientemente se viralizó un poema suyo que compuso a raíz de la desaparición de Santiago Maldonado.
Tiempo largo después, tuve la caraduréz de invitarla a participar en "Literatura barata y discos de goma". No sólo aceptó participar, sino que aportó un texto bellísimo, me invitó a participar en su proyecto No será mucho, y no sólo eso, sino que nos hicimos amigos!.
Gi, te debo medio cajón de cervezas y asado!... Atte: el Luismi de las serranías puntanas.
GISELLE ARONSON nació en Rosario, Santa Fe. Es Escritora y Licenciada en Fonoaudiología. Es co-coordinadora del ciclo literario “Crudo & Cocido” en la localidad de Haedo, provincia de Buenos Aires. También coordina talleres literarios en dicha ciudad. Publicó los libros de cuentos breves y microficciones: Cuentos para no matar y otros más inofensivos (Macedonia Ediciones, 2011), Poleas (Textos Intrusos, 2013), Sin ir más lejos (Macedonia Ediciones, 2014), Orden del vértigo (El 8vo Loco, 2014) y las novelas Dos (Milena Caserola, 2014) y Lo que no se sabe (Modesto Rimba, 2016).
1- ¿Qué fue
antes, el huevo o la gallina? ¿Qué hay primero? ¿Un lector que se transforma en
escritor, o un escritor que se
transforma en lector?
Mi experiencia fue la de una lectora devenida en
escritora, en principio. Después, me transformé en un híbrido entre ambas. No
concibo la escritura sin una contracara de lectura y también es cierto que, por
el hecho de escribir, uno pierde la lectura inocente. Uno ya no lee solamente
sino que además analiza, busca los reveses, espía las construcciones de la
trama. Es como si leyeras con ojos de rayos X.
2- Describime tu escritorio a la hora de sentarte a escribir un texto.
Originalmente, frente a mi cama, un escritorio
oficiaba de lugar de escritura. Pero resulta que está al lado del aire
acondicionado (esos viejos, de caja) y en invierno entraba un chiflete helado.
Entonces, me mudaba a la mesa de la cocina en invierno y volvía al escritorio
de la habitación en verano. Después, ya me fui quedando en la cocina. Escribo
en una mesa alta, sentada en una banqueta (me cuesta escribir en una mesa de
altura estándar, soy como los ilustradores). Cuando me dispongo a la escritura,
sobre esa mesa está, imprescindiblemente, el mate, una libreta en la que tomo
apuntes, la compu con varias pestañas abiertas, el celular con la aplicación de
notas disponible.
3- ¿Cuánto hay de tu pedacito de barrio en tu escritura?
Muchísimo. Viví en seis barrios y creo que en mis
escritos puede verse esa amalgama geográfica. La última novela, Lo que no se sabe, transcurre en Haedo
que es mi barrio actual y salvo las casas de los protagonistas, las locaciones
son reales.
4- Todos los escritores recomiendan tomar talleres. ¿Por qué hay que tomarlos?
Porque es un espacio de aprendizaje e intercambio.
Porque propone un ejercicio de escritura y escucha. Porque te da la posibilidad
de salir de la soledad propia de la escritura, compartir los textos, abrirte a
las críticas, cuestionarte, replantear, reescribir, confrontar.
5- ¿Cuál es el
mejor consejo que te han dado como escritor?
No te calentés y seguí escribiendo. Me lo dio mi
profe de taller, Alberto Ramponelli, hace muchos años. En realidad, no me lo
dijo así, en ese registro porque, en ese entonces no teníamos tanta confianza.
Pero estoy segura que, de habérmelo dicho años después, lo habría hecho con
esas palabras.
6- ¿La mayor alegría literaria que has tenido?
Cada libro fue una alegría muy grande. Después tuve
dos momentos muy conmovedores. No puedo pensarlos como alegrías porque
surgieron como consecuencia de momentos muy dolorosos que atravesó/atraviesa
nuestro país. Uno fue haber podido conocer a Estela de Carloto, tras haber sido
finalista del concurso TwitteRelatos por la identidad. El otro, la viralización
del texto que escribí a propósito de la búsqueda de Santiago Maldonado. Que
tanta gente me haya contado la identificación con mis palabras, que Liliana
Herrero lo haya leído en la Plaza de Mayo en la marcha por los dos meses de su
desaparición, que de alguna manera mi texto haya llegado a la familia de
Santiago y a tantos de los que los acompañamos en esta lucha.
7- ¿Qué escritor te robó una idea antes de que se te ocurriera?
Si no se me ocurrió, no hay robo. Además, ya todo
está escrito, nosotros sólo venimos a proponer variantes.
8- ¿Qué se siente haber terminado un texto?
Un cocktail extraño: alivio, tristeza, nostalgia
anticipada, despedida, algo parecido a la felicidad (si es que eso existe).
9- ¿Qué debe tener un buen texto?
Escribir un buen texto es como el amor. Es mejor no
saber qué lo provoca ni en qué se basa. Si supiéramos el elemento que provoca
nuestro amor por alguien, si eso desapareciera o cambiase, se acabaría el amor
porque a eso a lo que se lo atribuimos, ya no estaría. Con los textos es igual:
si sabemos qué los hace buenos, estaríamos todo el tiempo buscando esa clave y
entonces, ya no sería honesto. Y si un texto no es honesto, no es bueno.
10- ¿Cómo es el lector ideal?
El que viene a completar el texto, que le aporta de
sí, que cierra la escritura. Por eso no hay que subestimarlo ni darle todo
servido. Hay que hacerlo trabajar porque es quien va a completar el ciclo.
11- Un buen escritor… ¿se expone sin tapujos? ¿O logra evadirse totalmente?
Un buen escritor se expone o se evade según su
intención, con tal sutileza que no logremos descifrarlo.
12- ¿Qué cosa está sobrevalorada en la literatura?
El personaje que se fabrica y con que se muestra el
escritor, que básicamente no es literatura.
13- Si llegaran los extraterrestres… ¿Qué libro les regalarías como muestra del genio humano?
Del genio, de Borges. De la sensibilidad humana, de
Berger. Tengo más en la lista pero no quiero abundar.
14- ¿Qué diferencia hay entre tu primer libro, y el texto en el que estés trabajando ahora?
Mi primer libro tiene una espontaneidad, una
desfachatez que ya no volvió a tener ningún otro texto.
15- ¿Qué rostro tienen tus musas?
Los rostros de mis musas son tan distintos, es como
salir a la calle y ponerse a mirar caras. No vas a encontrar dos iguales.
16- Al mejor estilo Frankenstein… armame un monstruo con partes de diferentes escritores.
Vamos con el genio de Borges y el humanismo de
Berger, como dije antes. Le agregamos el humor de Isidoro Blaisten, la agudeza
de Sara Gallardo, la exquisitez de Silvina Ocampo, el compromiso de Costantini,
la fibra poética de Alejandra Pizarnik, el vuelo de Cortázar, el vértigo de
Leila Guerriero.
17- Un libro que todos recomienden y que no te haya gustado.
Rayuela. En realidad, no pude terminarlo. Pido
perdón por ello.
18- ¿Cómo sería un mundo sin libros?
Apocalíptico. Hoy también lo está siendo pero sin
libros se habría extinguido hace rato.
19- Funda una nueva religión. A quiénes se adoraría. Cómo serían los rituales.
Eliminaría las adoraciones. Habría libre albedrío de
rituales siempre y cuando se respetasen los derechos del otro.
20- ¿Qué título tendría tu biografía póstuma?
Asuntos pendientes.
Bonus Track-
¿Qué pusiste la primera vez que dedicaste un libro?
Andá a saber.
Excelente reportaje Juanci!! Giselle, una genia!!
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