domingo, 29 de octubre de 2017

20 Preguntas a los que escriben - Martín Sancia Kawamichi

Continúo persiguiendo a gente interesante para que, a punta de pistola, responda mi cuestionario estandarizado.
Hoy le toca Martín Sancia Kawamichi, un tipo súper copado y buena onda que tuve el placer de conocer en la pasada Feria Nacional del Libro de Villa Mercedes.
Mil gracias Martín!


MARTÍN SANCIA KAWAMICHI nació en Buenos Aires en 1973. Estudió el Profesorado de Lengua, Literatura y Latín en el Instituto Alicia M. de Justo y Realización Cinematográfica en el CIEVYC. Publicó tres libros pertenecientes al género infantil: Breves historias de animales sabrosos, engreídos, enamorados, malditos, venenosos, enlatados, tristes, cobardes, crueles, espinosos... (y otras historias) (2009), Los poseídos de Luna Picante (Segundo Premio Sigmar de Literatura Infantil y Juvenil 2014) y 25 tarántulas (2016… libro que además muy gentilmente le dedicó a mis hijos Álvaro y Clara). Participó, junto a Victoria Rigiroli, Diego Meret y Ezequiel Dellutri, del libro Cuentos policiales para niños (Ediciones Lea, 2015). Fuera del género infantil, su novela Hotaru obtuvo el Primer Premio en el Concurso de Novela Negra BAN!—Extremo Negro 2014, y su novela Cachivaches (inédita) fue finalista del Premio Internacional de Novela Negra Córdoba Mata 2015. Participa del programa de radio Kriminal Mambo junto a Beto Nacarado y Marcelo Rubio. Coordina talleres y seminarios de literatura infantil junto al escritor Ezequiel Dellutri. Su novela Todas las sombras son mías obtuvo recientemente el Premio Sigmar de Literatura Infantil y Juvenil 2017.
Este 2017 publicó Shunga (Evaristo Editorial), novela adulta, la cual un gran número de escritores y críticos (entre los que me incluyó) sostienen que se trata de la novela argentina de este año.



Foto de Ale Meter


1-         ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Qué hay primero? ¿Un lector que se transforma en escritor, o un escritor que se transforma en lector?
No creo que el lector se transforme en escritor, porque dicho así parecería que el escritor deja de ser lector. En mi caso, soy un lector que sigue siendo lector y, además, escribe (pero sin dejar, ni por un segundo, de ser un lector).

2-         Describime tu escritorio a la hora de sentarte a escribir un texto.
No tengo escritorio. Escribo sentado en el piso o, directamente, en la cama. Y siempre tengo cerca a alguno de mis tres gatos.

3-         ¿Cuánto hay de tu pedacito de barrio en tu escritura?
Hay una frase de Charly García que me gusta. Dice: El barrio fue y será una porquería, ya lo sé… Me gusta esa frase. Llevé mucho tiempo el barrio en los maxilares. Viví en Barrio Sarmiento, en San Cristóbal, en San Telmo, en Lanús, en La Boca…, en miles de barrios, pero el barrio que me impregnó fue Barrio Sarmiento. Y sí, aparece en mi escritura. Me gusta utilizarlo como escenario. Pero no tengo una mística barrial, y no me gustaría que en mi prosa respire mi barrio, por una razón sencilla: Barrio Sarmiento respira mal.

4-         Todos los escritores recomiendan tomar talleres. ¿Por qué hay que tomarlos?
Porque lo recomiendan todos los escritores. Creo que esa ya sería una razón más que suficiente.

5-         ¿Cuál es el mejor consejo que te han dado como escritor?
Consejos técnicos hubo muchos y no podría elegir uno. Pero hubo alguien que me aconsejó que dejara de consumir boludeces antes de escribir, y creo que ese consejo fue fundamental.

6-         ¿La mayor alegría literaria que has tenido?
Descubrir la escritura de Onetti cuando era un adolescente.

7-         ¿Qué escritor te robó una idea antes de que se te ocurriera?
No me pasó. Mis ideas son tan tontas que, si algún escritor la tuvo antes, seguramente la desechó.

8-         ¿Qué se siente haber terminado un texto?
Euforia.

9-         ¿Qué debe tener un buen texto?
Honestidad, para empezar.

10-       ¿Cómo es el lector ideal?
Lo imagino con forma de huevo, sin rostro, sin nada humano. Por alguna razón, creo que todo lo que es ideal tiene forma de huevo. Prefiero los lectores imperfectos.

11-       Un buen escritor… ¿se expone sin tapujos? ¿O logra evadirse totalmente?
Creo que alguien que se expone sin tapujos es tan insoportablemente aburrido como alguien que se evade totalmente, sea o no sea escritor.

12-       ¿Qué cosa está sobrevalorada en la literatura?
La trascendencia de una obra. No creo que una obra, por el hecho de trascender siglos, sea buena o sea importante. La trascendencia se pude deber a miles de razones ajenas a la literatura. Incluso, se puede deber a mezquindades. Creer que la trascendencia nos habla bien de una obra es creer que la injusticia tiene un límite, y yo no creo que lo tenga.

13-       Si llegaran los extraterrestres… ¿Qué libro les regalarías como muestra del genio humano?
Los libros de Nik. Para engañarlos. Para que crea que somos una manga de pelotudos que apenas si podemos pensar.

14-       ¿Qué diferencia hay entre tu primer libro, y el texto en el que estés trabajando ahora?
La diferencia fundamental es que estoy mucho más cerca de la muerte. Eso cambia todo.

15-       ¿Qué rostro tienen tus musas?
Tienen cara de estafadas, pobres.

16-       Al mejor estilo Frankenstein… armame un monstruo con partes de diferentes escritores.
Ese monstruo tendría pedazos de Cervantes, de Shakespeare, de Garcilaso de la Vega, del Arcipreste de Hita, de San Juan de la Cruz, de Petronio, de Santa Teresa, de Sarmiento, de Mármol, de Mary Shelley, de Mansilla, de Borges, de Marechal, de Syria Poletti, de Carroll, de Quiroga, de Valle Inclán, de Ellis, de Tanizaki, de Kawabata, de Onetti, de Goethe, de Mann, de Silvina Ocampo, de Elizabeth Smart, de Simenon, de Orozco, de Chesterton, de Dante, de Boccaccio, de Carson McCullers, de Tolstoi, de Flaubert, de Cocteau, de Leon Bloy, de De Quincey… para decir algunos.

17-       Un libro que todos recomienden y que no te haya gustado.
La conjura de los necios de John Kennedy Toole.

18-       ¿Cómo sería un mundo sin libros?
Habría muchos árboles, por todos lados.

19-       Funda una nueva religión. A quiénes se adoraría. Cómo serían los rituales.
Se adoraría a los gatos. Y habría un solo ritual: dormir todo el tiempo, como hacen ellos.

20-       ¿Qué título tendría tu biografía póstuma?
La sombra sin hombre.

Bonus Track-            ¿Qué pusiste la primera vez que dedicaste un libro?
Fue una dedicatoria ficticia, que está en mi primer libro. La dedicatoria era parte de la ficción. A Bruselas, decía.


jueves, 26 de octubre de 2017

20 Preguntas a los que escriben - Giselle Aronson

Hoy le toca responder al cuestionario creado para lavarle el cerebro a las masas y dejen todo su dinero comprando pochoclo en la entrada de los cines, a una escritora amiga, super buena onda y super generosa: Giselle Aronson.
¿Te suena? Claro, aunque los que mamamos narrativa argentina la conocemos hace largo rato, recientemente se viralizó un poema suyo que compuso a raíz de la desaparición de Santiago Maldonado.

Conocí la escritura de Giselle gracias a su libro "Orden del vértigo" que salió por la colección Exposición de la actual narrativa rioplatense, libro del cual incluimos varios relatos en Cuentos Criollos.
Tiempo largo después, tuve la caraduréz de invitarla a participar en "Literatura barata y discos de goma". No sólo aceptó participar, sino que aportó un texto bellísimo, me invitó a participar en su proyecto No será mucho, y no sólo eso, sino que nos hicimos amigos!.
Gi, te debo medio cajón de cervezas y asado!... Atte: el Luismi de las serranías puntanas.



GISELLE ARONSON nació en Rosario, Santa Fe. Es Escritora y Licenciada en Fonoaudiología. Es co-coordinadora del ciclo literario “Crudo & Cocido” en la localidad de Haedo, provincia de Buenos Aires. También coordina talleres literarios en dicha ciudad. Publicó los libros de cuentos breves y microficciones: Cuentos para no matar y otros más inofensivos (Macedonia Ediciones, 2011), Poleas (Textos Intrusos, 2013), Sin ir más lejos (Macedonia Ediciones, 2014), Orden del vértigo (El 8vo Loco, 2014) y las novelas Dos (Milena Caserola, 2014) y Lo que no se sabe (Modesto Rimba, 2016).



1- ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Qué hay primero? ¿Un lector que se transforma en escritor, o  un escritor que se transforma en lector?
Mi experiencia fue la de una lectora devenida en escritora, en principio. Después, me transformé en un híbrido entre ambas. No concibo la escritura sin una contracara de lectura y también es cierto que, por el hecho de escribir, uno pierde la lectura inocente. Uno ya no lee solamente sino que además analiza, busca los reveses, espía las construcciones de la trama. Es como si leyeras con ojos de rayos X.

2- Describime tu escritorio a la hora de sentarte a escribir un texto.
Originalmente, frente a mi cama, un escritorio oficiaba de lugar de escritura. Pero resulta que está al lado del aire acondicionado (esos viejos, de caja) y en invierno entraba un chiflete helado. Entonces, me mudaba a la mesa de la cocina en invierno y volvía al escritorio de la habitación en verano. Después, ya me fui quedando en la cocina. Escribo en una mesa alta, sentada en una banqueta (me cuesta escribir en una mesa de altura estándar, soy como los ilustradores). Cuando me dispongo a la escritura, sobre esa mesa está, imprescindiblemente, el mate, una libreta en la que tomo apuntes, la compu con varias pestañas abiertas, el celular con la aplicación de notas disponible.

3- ¿Cuánto hay de tu pedacito de barrio en tu escritura?
Muchísimo. Viví en seis barrios y creo que en mis escritos puede verse esa amalgama geográfica. La última novela, Lo que no se sabe, transcurre en Haedo que es mi barrio actual y salvo las casas de los protagonistas, las locaciones son reales.

4- Todos los escritores recomiendan tomar talleres. ¿Por qué hay que tomarlos?
Porque es un espacio de aprendizaje e intercambio. Porque propone un ejercicio de escritura y escucha. Porque te da la posibilidad de salir de la soledad propia de la escritura, compartir los textos, abrirte a las críticas, cuestionarte, replantear, reescribir, confrontar.

5- ¿Cuál es el mejor consejo que te han dado como escritor?
No te calentés y seguí escribiendo. Me lo dio mi profe de taller, Alberto Ramponelli, hace muchos años. En realidad, no me lo dijo así, en ese registro porque, en ese entonces no teníamos tanta confianza. Pero estoy segura que, de habérmelo dicho años después, lo habría hecho con esas palabras.

6- ¿La mayor alegría literaria que has tenido?
Cada libro fue una alegría muy grande. Después tuve dos momentos muy conmovedores. No puedo pensarlos como alegrías porque surgieron como consecuencia de momentos muy dolorosos que atravesó/atraviesa nuestro país. Uno fue haber podido conocer a Estela de Carloto, tras haber sido finalista del concurso TwitteRelatos por la identidad. El otro, la viralización del texto que escribí a propósito de la búsqueda de Santiago Maldonado. Que tanta gente me haya contado la identificación con mis palabras, que Liliana Herrero lo haya leído en la Plaza de Mayo en la marcha por los dos meses de su desaparición, que de alguna manera mi texto haya llegado a la familia de Santiago y a tantos de los que los acompañamos en esta lucha.

7- ¿Qué escritor te robó una idea antes de que se te ocurriera?
Si no se me ocurrió, no hay robo. Además, ya todo está escrito, nosotros sólo venimos a proponer variantes.

8- ¿Qué se siente haber terminado un texto?
Un cocktail extraño: alivio, tristeza, nostalgia anticipada, despedida, algo parecido a la felicidad (si es que eso existe).

9- ¿Qué debe tener un buen texto?
Escribir un buen texto es como el amor. Es mejor no saber qué lo provoca ni en qué se basa. Si supiéramos el elemento que provoca nuestro amor por alguien, si eso desapareciera o cambiase, se acabaría el amor porque a eso a lo que se lo atribuimos, ya no estaría. Con los textos es igual: si sabemos qué los hace buenos, estaríamos todo el tiempo buscando esa clave y entonces, ya no sería honesto. Y si un texto no es honesto, no es bueno.

10- ¿Cómo es el lector ideal?
El que viene a completar el texto, que le aporta de sí, que cierra la escritura. Por eso no hay que subestimarlo ni darle todo servido. Hay que hacerlo trabajar porque es quien va a completar el ciclo.

11- Un buen escritor… ¿se expone sin tapujos? ¿O logra evadirse totalmente?
Un buen escritor se expone o se evade según su intención, con tal sutileza que no logremos descifrarlo.

12- ¿Qué cosa está sobrevalorada en la literatura?
El personaje que se fabrica y con que se muestra el escritor, que básicamente no es literatura.

13- Si llegaran los extraterrestres… ¿Qué libro les regalarías como muestra del genio humano?
Del genio, de Borges. De la sensibilidad humana, de Berger. Tengo más en la lista pero no quiero abundar.

14- ¿Qué diferencia hay entre tu primer libro, y el texto en el que estés trabajando ahora?
Mi primer libro tiene una espontaneidad, una desfachatez que ya no volvió a tener ningún otro texto.

15- ¿Qué rostro tienen tus musas?
Los rostros de mis musas son tan distintos, es como salir a la calle y ponerse a mirar caras. No vas a encontrar dos iguales.

16- Al mejor estilo Frankenstein… armame un monstruo con partes de diferentes escritores.
Vamos con el genio de Borges y el humanismo de Berger, como dije antes. Le agregamos el humor de Isidoro Blaisten, la agudeza de Sara Gallardo, la exquisitez de Silvina Ocampo, el compromiso de Costantini, la fibra poética de Alejandra Pizarnik, el vuelo de Cortázar, el vértigo de Leila Guerriero.

17- Un libro que todos recomienden y que no te haya gustado.
Rayuela. En realidad, no pude terminarlo. Pido perdón por ello.

18- ¿Cómo sería un mundo sin libros?
Apocalíptico. Hoy también lo está siendo pero sin libros se habría extinguido hace rato.

19- Funda una nueva religión. A quiénes se adoraría. Cómo serían los rituales.
Eliminaría las adoraciones. Habría libre albedrío de rituales siempre y cuando se respetasen los derechos del otro.

20- ¿Qué título tendría tu biografía póstuma?
Asuntos pendientes.

Bonus Track- ¿Qué pusiste la primera vez que dedicaste un libro?
Andá a saber.



lunes, 16 de octubre de 2017

Tamagotchis conservados en vinagre

Poema (o intento de...) escrito por encargo.
Desde hace rato que me viene interesando la temática de las soledades 2.0, de cómo la redes sociales sirven para que todos contemplen nuestra soledad.
Otro tema que me interesa es la eterna estera, esa infinita cinta de möbius.


                        Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como Jesucristo a la cruz.
Milán Kundera - La insoportable levedad del ser


Tamagotchis conservados en vinagre

 

Fuimos los últimos de la serie
cuando la fábrica cerró
            y los gremios se quedaron
            con las indemnizaciones de los despidos

Hoy te encontré en Badoo
buscando a un Sim
            con ganas de enamorarse
o una aplicación
            con la que compatibilizar

Sentado en la esquina de una estrella
te espero
            (bordando tu nombre
            en unos escarpines de crochet)
para dar continuidad a nuestra especie
antes de que un paleontólogo
descubra nuestras carcasas
no-biodegradables.

domingo, 15 de octubre de 2017

20 Preguntas a los que escriben - Pablo Martínez Burkett

Sigo con mi manía de acosar a gente con talento (pa' ver si se me contagia) y hacerles mi cuestionario serializado. Hoy le toca a un escritor amigo: Pablo Martínez Burkett. Es de esa clase de escritores lúdicos, que a cada renglón le deja al lector pistas para jugar con la meta-literatura.
¡Mil gracias Pablo por tu siempre buena disposición!

PABLO MARTÍNEZ BURKETT nació en 1965 en Santa Fe (Argentina). Es abogado (Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe) y Magíster en Derecho Empresario (Universidad Austral, Buenos Aires). Tiene estudios de postgrado en la Universidad de Navarra (España), la Universidad Adolfo Ibáñez (Santiago de Chile) y la Louisiana State University (Estados Unidos). Enseña en la Universidad Austral. Es autor de los libros de relatos Forjador de penumbras (2011, 1º Premio Mundos en Tinieblas 2010), Los ojos de la divinidad (Muerde Muertos, 2013, Premiado por el Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias) y su flamante Mondo cane (Muerde Muertos, 2016, con prólogo de Ricardo Acevedo Esplugas). Escribe para revistas del país y el extranjero, y ha participado en diez antologías. Ha escrito ensayos cervantinos para diversas universidades y las Jornadas Cervantinas Internacionales de Azul. Recibió premios en una docena de concursos literarios y forma parte del comité de redacción de Axxón. Algunas de sus narraciones han sido traducidas al inglés, francés, portugués, italiano y rumano. Dirige el blog El Eclipse de Gyllene Draken abocado a la literatura fantástica.



1- ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Qué hay primero? ¿Un lector que se transforma en escritor, o un escritor que se transforma en lector?
Creo firmemente que no hay escritura sin lectura. Un libro es un amasijo de letras esperando que un lector lo abra y resignifique lo escrito a partir de sus propias representaciones. Y viceversa, no hay lectura sin un escritor que logre encantar las palabras. En mi caso, primero está el lector incansable y luego, bien atrás, el escritor.

2- Describime tu escritorio a la hora de sentarte a escribir un texto.
Hay una expresión latina que se aplica perfectamente: multum in parvo cuya traducción académica sería algo así como “mucho en un espacio pequeño” pero que un reo de la cortada San Ignacio en Boedo traduciría como “un reverendo kilombo”: la notebook, el telefonito, columnas de libros en precario equilibrio, revistas, papeles, artículos de escritorio, en fin, un caos.

3- ¿Cuánto hay de tu pedacito de barrio en tu escritura?
Uno de mis postulados personales es conservar el asombro del universo, que es otra forma de decir: seguir mirando las cosas con ojos de niño. Si Tolstoi tenía razón con aquello de “Pinta tu aldea y pintarás el mundo” es probable que todo lo que escribo esté teñido de mi infancia y, por lo tanto, de mi barrio Candioti Sur, frente a la Cervecería Santa Fe, en mi ciudad natal de Santa Fe. Aunque de hecho no se nota.

4- Todos los escritores recomiendan tomar talleres. ¿Por qué hay que tomarlos?
Por varias razones. La primera y más obvia, para aprender. Tener una computadora no nos convierte en escritores. Subir aforismos divertidos a las redes sociales no nos convierte en escritores. En segundo lugar, para testear una composición con los compañeros. La lectura en voz alta y frente al público confiere una nueva dimensión a lo escrito y nos permite comprobar como respira el texto. Finalmente, para conocer gente y hacerse de amigos. También están los que van al taller de tal o cual porque de ahí salen todos los premios Vellocino de Oro o porque quien coordina el taller dirige la revista “Patas arriba” y te garantiza un canal de publicación. Todas las razones son válidas.

5- ¿Cuál es el mejor consejo que te han dado como escritor?
Menos es más.

6- ¿La mayor alegría literaria que has tenido?
Afortunadamente son muchas. Primero de todo, los amigos que la literatura me fue regalando. Claramente es la mayor alegría. También podría nombrar algún premio en concursos, como por ejemplo el Mundo en Tinieblas que significó la publicación de mi primer libro. Sería muy falso si no reconociera que cuando me empezaron a pagar por escribir también fue ocasión de una gran alegría (o en todo caso, una vindicación) Y no puedo dejar de mencionar alguna que otra vez cuando en un lugar inesperado (una estación de servicio en Villa Mercedes, una escalera mecánica en Buenos Aires) alguien te pregunta: usted es el escritor, ¿no? Ahí más vale que tengas la autoestima con la rienda corta porque si no, se te desboca.

7- ¿Qué escritor te robó una idea antes de que se te ocurriera?
Si todavía no se me ocurrió será una idea que navega en el mar de los arquetipos y entonces cualquiera puede aprovecharse de ella sin pagar royaties. Pero si ya se me ocurrió… me pasa bastante a menudo que en una película o peor aún, en hechos de la realidad se presenta una situación que parece calcada de alguno de mis relatos (tanto que con el escritor Lucas Berruezo jugamos a “denunciar” esos falsos latrocinios). Sin ir más lejos, la semana pasada vi por primera vez una película que tiene un momento muy similar a lo que pasa en una de mis novelas sin publicar. Lo grave es que la película es bien anterior a mi texto. ¿Quién me va a creer que no le hice, digamos, un homenaje?

8- ¿Qué se siente haber terminado un texto?
Una mescolanza de alivio, tristeza, duda, satisfacción, ausencia. A veces, orgullo. Otras, vergüenza.

9- ¿Qué debe tener un buen texto?
No lo sé. Hay una miríada de monos sabios que se ganan los garbanzos con recetas infalibles. Si tuviera que arriesgar, creo que empezaría por una sintaxis que, en nuestro caso, observe las socorridas reglas del castellano. Un pulso narrativo que se sostenga y por supuesto, una estructura balanceada entre la presentación, desarrollo, clímax y desenlace. Pero hay textos que observan estos requisitos y no son buenos. Y otros, que se saltean unos cuántos y, no obstante, son muy buenos. Así que no lo sé. Si tuviera que arriesgar una respuesta diría que la capacidad de interpelar al lector.

10- ¿Cómo es el lector ideal?
Umberto Eco postulaba la existencia de un lector modelo (que vendría a ser aquel que es capaz de darle sentido o contenido al texto propuesto). En este entendimiento, mi lector ideal sería aquel que fuera capaz de vibrar en la misma sintonía de lo que escribo. Sin embargo, personalmente, encuentro mucho más placer en las devoluciones que enfatizan cuestiones que jamás tuve en cuenta o precursores que nunca leí (o peor aún, que ni sospechaba de su existencia). Esa lectura es mucho más enriquecedora que la canónica del tándem escritor-lector ideal. Además, yo no quiero catequizar a nadie con mis ideas ni creo ser la voz autorizada para postular un sentido de lectura.

11- Un buen escritor… ¿se expone sin tapujos? ¿O logra evadirse totalmente?
No me parece que exponerse resulte un requisito necesario para ser buen escritor Tengo una educación prusiana por lo tanto la exposición de los sentimientos y, sobre todo, la vida privada, me causa un sagrado horror. De cualquier forma, no se me escapa que no son pocos los que escriben la historia de su vida apenas disimulada. No me queda claro si es un rito catártico o un atajo al narcicismo. Mi escritura está orientada al género fantástico, el llamado fantástico rioplatense y en particular, el terror y la ciencia ficción oscura por lo tanto es menos probable que me exponga. Pero igual, creo que es prácticamente imposible despojarse de uno mismo así que algo de exposición, aunque sea larvada, tiene que haber. Como dice Sabina: “Algunas veces vivo y otras veces, la vida se me va con lo que escribo”.

12- ¿Qué cosa está sobrevalorada en la literatura?
Hay una vieja (y no menos sórdida) guerra que privilegia al escritor de culto (que no lo lee ni la madre) por encima del escritor que vende millonadas de ejemplares. Me parece que se tiende a sobrevalorar al escritor de culto y a despreciar al otro, pero lo siento más como el tema de la zorra y las uvas. Pareciera que para ser buen escritor no hay que tener éxito. Y como no leo best-sellers y estoy lejos de ser un escritor de culto me siento libre de tirar la primera piedra. No sé para que escriben los demás, pero yo escribo para que me lean y la mayor cantidad de gente.

13- Si llegaran los extraterrestres… ¿Qué libro les regalarías como muestra del genio humano?
El Aleph o Ficciones de Borges. De hecho, alguna vez escribimos con Daniel Frini un relato a 4 manos sobre una situación análoga.

14- ¿Qué diferencia hay entre tu primer libro, y el texto en el que estés trabajando ahora?
Cuando uno empieza a escribir (no importa la edad concreta) tiende a farolear. Es una forma de decir: “acá estoy yo, mirá todo lo que sé, mirá que lindo que escribo”. Con el tiempo procuré desembarazarme de ese barroquismo inicial y lograr, como decía Borges: “… no la sencillez, que no es nada, sino la modesta y secreta complejidad”.

15- ¿Qué rostro tienen tus musas?
Mi trabajo consiste en provocar un extrañamiento de lo cotidiano. Y para provocar la torsión fantástica es necesario estar muy atento a lo que sucede en derredor así que puedo decir que mis musas tienen la cara de la vecina, el compañero de asiento en el transporte público, una nena con un globo en la plaza o alguien que va por la vereda de enfrente.

16- Al mejor estilo Frankenstein… armame un monstruo con partes de diferentes escritores.
La tentación que tengo de nombrar los ojos de Borges, la belleza de Kafka, la proporcionalidad de Lovecraft y así al infinito y más allá. Pero como se supone que soy un señor serio propongo el nominalismo filosófico de Borges y su capacidad para nombrar el universo. El dandismo de Bioy. La miserable tristeza de Poe. El horror cósmico de Lovecraft. El prolijo misterio de Walsh. La retorcida simpleza de Arlt. La pedagogía de Piglia. La imaginación de Verne. La urgida creatividad de Salgari. La misantropía de Schopenhauer. La locura postrera de Nietzsche. Pobre Frankenstein: lo estoy condenando al suicidio.

17- Un libro que todos recomienden y que no te haya gustado.
No me gustó Cien años de soledad. Y nunca pude terminar el Ulises de Joyce. Ajustícienme, me la banco.

18- ¿Cómo sería un mundo sin libros?
Si como quieren los hindúes, el mundo no es otra cosa que el sueño de una divinidad dormida; creo que no habría mundo sin esos pequeños sueños que despachamos en forma de libro.

19- Funda una nueva religión. A quiénes se adoraría. Cómo serían los rituales.
Nunca se me ocurrió. Pero puesto a imaginar sería una suerte de animismo, en contacto con la Naturaleza y los seres que la habitan. Casi un panteísmo spinoziano. Y si como enseñaba algún Padre de la Iglesia, “el alma limita con Dios” los ritos tendrían que propiciar una introspección que habilite el diálogo y la comunión con la divinidad limítrofe. También creo que adicionaría rituales de devolución y agradecimiento a la Madre Tierra y al Padre Universo por todo lo que nos da.

20- ¿Qué título tendría tu biografía póstuma?
Buenas noches, mariposas y difuntos.

Bonus Track: ¿Qué pusiste la primera vez que dedicaste un libro?
Asumo que la pregunta está referida a un libro mío. Igual no me acuerdo. Aunque tengo un par de yeites siempre trato de ser personal y evitar el lugar común. Y no pocas veces, agregar algún detalle de humor.


martes, 10 de octubre de 2017

20 Preguntas a los que escriben - Angie Pagnotta

Hacía rato que no actualizaba nada del blog. Me demoré y por la paciencia recibida (mentira, sé que nadie estuve pendiente de que actualizara el blog) en el cuestionario agregué una pregunta Bonus Track.
Y qué mejor manera de retomar que con una escritora amiga, un laburante incansable de las letras: Angie Pagnotta. ¿No me creés? Date una vueltita y te vas a dar cuenta que es una verdadera crack!
¡Mil gracias amiga por tu buena onda!


ANGIE PAGNOTTA: (Buenos Aires, Argentina) Es Escritora y Periodista. En 2012 fundó Revista Kundra: literatura aleatoria y el portal de Arte y Cultura, Baires Digital. Trabajó en contenidos de Redes Sociales y publicidad para programas de televisión como Duro de Domar, TVR, Fútbol para todos, 678 y portales como Diario Registrado, entre otros. Colabora en distintos medios digitales de Argentina como Cultura Registrada, Diario Femenino, Solo Tempestad, Revista Kunst, LEMBRA y trenINSOMNE. También es redactora en medios gráficos como Revista El Gran Otro y Revista Qu. En 2013 obtuvo una mención en Narrativa por su cuento “Alejandra”, otorgado por Guka, revista de la Biblioteca Nacional. Desde 2009 escribe en Motivar el relato, un blog personal donde la espontaneidad y las imágenes son los disparadores de textos, poesías, relatos, cuentos y fragmentos. Escribió Nada que no quieras, su primera novela que se encuentra en proceso de corrección y reescritura y Memoria de lo posible (2017, Peces de Ciudad) es su primer libro de cuentos. Algunos de sus relatos fueron publicados en Inventiva Social, Periódico Irreverentes (España), La Nota Digital y No Tan Cool. Su cuento “Versiones sobre  el río” fue traducido al portugués por Felipe Buenaventura para FRONTERA, un proyecto que une escritores latinoamericanos alrededor del mundo. Uno de sus cuentos forma parte de la Antología IV de otoño de Peces de Ciudad. Se desempeña como columnista literaria del programa de radio Cuentos Criollos con su columna ”Momento Kundra” donde recomienda autores y libros. Desde septiembre es editora de narrativa en Peces de Ciudad. Su cuento ”Arena en mis manos”, un relato inspirado en la figura de Gustavo Cerati, forma parte de la antología Literatura barata y discos de goma, un libro en homenaje al rock nacional.



  
1- ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Qué hay primero? ¿Un lector que se transforma en escritor, o un escritor que se transforma en lector?
La respuesta a esa pregunta es la fusión de las dos posibilidades. Creo que los que escribimos somos, ante todo, lectores ávidos, curiosos, inconformistas y fanáticos de literatura  que nos gusta. También creo que si cada uno de los que escribimos pensáramos en el contacto primigenio con la escritura, podríamos vernos a nosotros mismos atravesados por el acto de escribir, sin que eso sea un proceso consciente, definido o puntual. En mi caso en particular, la escritura siempre estuvo conmigo, desde pequeña. Llevaba un diario íntimo a todas partes y si me olvidaba, le pedía a mis padres que por favor me compren un anotador o cualquier cosa para escribir. Cuando volvíamos a casa pasaba todo lo anotado y ese alivio era hermoso. Luego vino la lectura, primero en inglés (gracias a mi abuela paterna que también era mi profesora de inglés y me había dicho que leer me iba a gustar) y luego en español y ahí entendí que además del cuaderno necesitaba llevar un libro conmigo fuera a donde fuera, y así sigue siendo: hay rituales que nos anteceden y con los años es imposible dejarlos atrás.

2- Describime tu escritorio a la hora de sentarte a escribir un texto.
Idealmente quiero todo despejado y en su lugar, pero eso no existe, más bien por el contrario mi escritorio es: notebook, cuaderno de notas, máquina de escribir, cuaderno de lecturas, pila de libros que vengo leyendo y utilizando, anotadores, corcho con notas, fichas con anotaciones, flores, mate, lapiceras de colores, resaltadores, pluma y lápiz negro. En ese caos me entiendo completamente.

3- ¿Cuánto hay de tu pedacito de barrio en tu escritura?
Desde que me mudé valoro aún más mi barrio, el barrio donde viví casi toda mi vida. Ahora vivo en Boedo desde hace tres años y no es por despreciar este barrio que lo digo (porque este es un barrio que me encanta y el barrio de mis padres y donde se conocieron y se casaron) pero para mí no hay como Caballito, toda mi vida está allí. En la novela que estoy escribiendo quería salir de la cosa de tener que localizarme en mi barrio pero lo tuve que cambiar porque, para evocar ciertas pasiones, ciertas sensaciones que vienen con caminar algunas calles, vivencias o emociones, el barrio es el barrio y, por más imaginación que haya, el amor al barrio es tan particular que no puede ponerse con otras palabras.

4- Todos los escritores recomiendan tomar talleres. ¿Por qué hay que tomarlos?
Porque los talleres te ayudan a localizar zonas de tu escritura que son débiles y pueden ser más fuertes, o te enseñan a no repetir tus flaquezas y a rescatar tu pasión y tu noción del camino en la construcción de la escritura. En la devolución también puede haber construcción y, además, el taller te da un orden y un tiempo concreto en el que vos te aseguras que estarás siguiendo un proceso que terminará en un cuento, un ensayo, una novela o lo que estés escribiendo. Pero, como en todo, dar con el lugar indicado es casi el truco principal de los talleres.

5- ¿Cuál es el mejor consejo que te han dado como escritor?
Uno fue un consejo y el otro fue un gesto que me valió tanto o más que un consejo. El consejo fue: ‘‘donde te duela, te incomode o te frenes, ahí es donde tenés que indagar, es ahí donde está tu escritura’’ y el gesto fue el acto de fé más grande que tuve en mi vida literaria: que uno de los escritores que más admiro me dijera ‘‘confío en vos y te voy a ayudar’’

6- ¿La mayor alegría literaria que has tenido?
La más grande de todas, sin dudas, fue la presentación de mi libro de cuentos, ‘‘Memoria de lo posible’’: no solo me sorprendió la cantidad de gente que se acercó y llenó el lugar, sino también que cada uno de los que estaban habían pasado por mi vida en circunstancias totalmente diferentes, pero con cada uno había un vinculo intacto, lo cual siempre es una alegría. Además de los conocidos y amigos, había completos extraños que fueron, compraron el libro y me felicitaron, eso también me conmovió muchísimo.

7- ¿Qué escritor te robó una idea antes de que se te ocurriera?
No sé el nombre, pero fue una idea de una película. Hace un tiempo le conté a mi novio, muy entusiasmada, que había tenido la revelación de un argumento de un cuento o novela donde a un personaje se le moría la mujer y él la reconstruía siendo una especie de androide/humana, con inteligencia artificial y con la voz de la mujer fallecida, con sus gestos y todos los detalles de la mujer real pero en forma de androide. Mi novio me dijo que salieron varias películas así, me listó ejemplos y ahora, por ejemplo, Juan Terranova está escribiendo algo así, donde hay una androide llamada María y sube fragmentos que leo en su Facebook y me encantan. Pero honestamente nadie me robó nada, yo llegué tarde: a mí en estas cosas el bondi me dejó tarde, se podría decir (risas).

8- ¿Qué se siente haber terminado un texto?
Placer, ansiedad y vacío. Quizás no todas juntas pero alguna de esas seguro. Al menos yo experimento casi siempre los tres estados aunque últimamente el del vacío se llena pronto porque por suerte ando con ideas, pero cuando no las hay, ese vacío es más grande. También ocurre que un texto nunca está terminado pero eso es otra obsesión, otra cosa y mucho más larga porque  en verdad llega un momento en que al texto —como a muchas otras cosas— hay que soltarlas, dejarlas y que hagan su propio camino, su propia historia.

9- ¿Qué debe tener un buen texto?
No creo que haya una fórmula y eso depende de si lo escribo o lo leo. Si lo escribo tiene que interesarme, si me deja de interesar o me aburro, se guarda y se va a la carpeta de los ‘’quizás’’. Pero sea como sea, tiene que tener alma, las cosas tienen que tener alma, fondo, pasión y amor. Si lo estoy leyendo me gustan los textos que me generan curiosidad y me van enroscando de a poco, hasta que estoy tan metida que no puedo soltar el libro. Últimamente me tientan los personajes que tienen algún atractivo especial, me gusta que haya elementos de distintos géneros y que la pretensión del texto esté en la forma y no en la historia o el tono del autor al venderlo, eso sobra.

10- ¿Cómo es el lector ideal?
No creo que exista el lector ideal pero para pensar en la respuesta, creo que lo es aquel que lee como si no existiera otra cosa en el mundo más que ese libro, en ese rato de lectura. El que te dice que no puede dejar de leerte o el que te dice que tuvo que tomarse su tiempo para procesar todo lo que le generó lo que escribiste. Mi lector ideal, supongo, es el que me deja jugar y acompañarlo en el rato que dura el libro.

11- Un buen escritor… ¿se expone sin tapujos? ¿O logra evadirse totalmente?
No sé bien cómo es ser un buen escritor, pero supongo que nadie logra evadirse totalmente de nada: ni de uno mismo, ni de lo que lo convierte en partícipe de la sociedad, ni de su barrio, ni de su historia, ni nada. Para mí, en esta pregunta una buena respuesta es la definición de Fogwill: «El arte literario no es usar las palabras justas, es demostrar que lo que uno hace —que lo que uno expuso— es lo que debía haberse expuesto».

12- ¿Qué cosa está sobrevalorada en la literatura?
Creo que varias. Noto una terrible confusión entre qué es un posteo de Facebook y qué es una novela, una poesía o un cuento. Entre qué es la construcción de un personaje de ficción y qué es nuestra propia vida. Quizás las redes sociales ayudan a esta confusión pero básicamente está sobrevalorado que la escritura puede ser cualquier cosa y aunque eso pueda ser parcialmente cierto, la escritura es —sobre todo (y a mi entender)— mucho trabajo, mucha dedicación, paciencia, lectura y pasión. Para mí no es literatura un poema que es solo  es la lista de compras del supermercado, por poner un ejemplo.

13- Si llegaran los extraterrestres… ¿Qué libro les regalarías como muestra del genio humano?
La metamorfosis de Kafka es una buena forma de pintarlo.

14- ¿Qué diferencia hay entre tu primer libro, y el texto en el que estés trabajando ahora?
Varios golpes de horno, que dejé de fumar y que leí varios libros más. Pero principalmente que se aclaró mi mente sobre lo que quería escribir y eso estoy haciendo. Sobrevolando la ola de los momentos difíciles y construyendo, palabra a palabra, la novela que quiero.

15- ¿Qué rostro tienen tus musas?
Construyo musas por recuerdo, casi un 99% de las veces. Mis creaciones masculinas tienen que ver con hombres con los que estuve en distintas situaciones de mi vida: desde el amor, el deseo, la admiración, las ganas, lo que no fue, o mi historia en particular, no importa: todos esos hombres que vi o formaron parte de mi vida son mis creaciones masculinas y están vivos en mi literatura. Evoco al pasado en este sentido porque, así como el barrio, hay pasiones que no se pueden imaginar más que recordando. En cuanto a las musas femeninas armo Frankenstein de amigas, conocidas, famosas o incluso de mí misma y me incluyo algunas veces. Con las mujeres es más fácil porque desde mi lado puedo jugar con todas las mujeres que conviven adentro mío y también soy.

16- Al mejor estilo Frankenstein… armame un monstruo con partes de diferentes escritores.
La sensibilidad de Lispector, La voracidad y la ferocidad de Ramos, la contundencia de Cheever, el humor de Allen, la pasión de Pizarnik, la elocuencia de Bolaño, el rock de Bukowski y las digresiones de Fogwill.

17- Un libro que todos recomienden y que no te haya gustado.
Quizás me gane odios con esto pero antes de decir cuál es, en mi defensa diré que no lo pude terminar, que llegué a más de la mitad y no se me cayó la ficha del libro. Entonces me di cuenta de que a lo mejor, no es el libro sino el momento en el que me puse a leerlo. A veces pasa, a veces es solo el momento, no tanto el gusto o el libro. Me pasa con Pizarnik: la amo pero hay momentos en los que es un no rotundo. Sin más preámbulos lo digo, pero no me odien (?) Black out de Maria Moreno.

18- ¿Cómo sería un mundo sin libros?
Insulso, triste, aburrido.

19- Funda una nueva religión. A quiénes se adoraría. Cómo serían los rituales.
Sería una religión de apasionados. No me gusta la gente que no siente a fondo las cosas, que no se arriesga, que se mantiene cómoda, segura, limpita. Me gusta la gente que se compromete, que cree en algo y lo persigue. Me gustan los que van al fondo de los deseos o de lo que los moviliza. Creo mucho en eso, así que tranquilamente podría fundar una religión de apasionados. Adoraríamos a los apasionados extremistas, los que se la jugaron, los que fueron persistentes y lograron sus objetivos. Los rituales incluirían vino, whisky, mate, lujurias varias y cosas saladas, claro.

20- ¿Qué título tendría tu biografía póstuma?
La hacedora imparable, como me definió hace poco una editora amiga.

Bonus Track - ¿Qué pusiste la primera vez que dedicaste un libro?
Me impresionó tanto el acto en sí que puse una dedicatoria enorme de agradecimiento por haber comprado el libro y por haberse interesado en leerlo y en lo que escribo. Por poco me faltó ponerle mi tipo de sangre y mi declaración fiscal con formularios de la AFIP (risas). Pero cada vez que dediqué un libro me alejé del ‘’Con cariño, Angie’’ porque me parece mucho mejor pensar la dedicatoria para la persona que, en serio, se molestó en comprar el libro y querer leerlo. Eso vale demasiado.