jueves, 1 de octubre de 2015

Poema de la tetona

Es hora de retomar.
El tiempo de abandono del blog se debe (además de olvido y pereza) a la finalización de un volumen de cuentos. En este momento me encuentro en la etapa de pulido y corrección. Apenas finalice realizaré el papeleo de los DDAA y comenzaré a postear.
Además tengo un par de cuentos concursando por ahí y hasta que no salgan las resoluciones y por aceptación de términos no se pueden mostrar.

Bien, vamos a lo interesante. Como ya he expresado en varias ocasiones no me gusta la poesía, quizá por mi nula capacidad de decir algo en pocas palabras y con elegancia.
Hace unos meses leyendo “Crónicas del hombre alto” de Alfredo di Bernardo, encontré una cita de Faulkner que me dejó pensando: "lo más triste del amor no es que no dure siempre, sino que la desesperación que produce se pueda olvidar tan pronto".
En el acto recordé mis tiempos de adolescente, cuando en las noches dejaba una carta de despedida a un amor no correspondido pensando que a la mañana siguiente no despertaría: habría muerto de amor. Me dormía imaginando el rostro de la chica llorando al lado del cajón. El asunto es que siempre me desperté, y en las cartas de despedida debo haber escrito más de cincuenta nombres distintos.
Ese recuerdo que hoy me sonroja y me despierta ternura, más la frase de Faulkner, inspiró una idea demasiado flaca como para cuento, y que tan sólo podía expresarla intentando un poema.

Que les sea leve. (Perdón Vladimir Holan)

Poema de la tetona
En el fondo mi memoria
flota la imagen de una tetona
que me tuvo a mal traer
toda la adolescencia.

Ella no fue la primera en enamorarme
ni tampoco la primera en no corresponderme.
Ella inauguró en mí la desesperación.
Fui buen alumno,
me peiné con gel,
metí mil goles
y aprendí a tocar la guitarra
sólo para que se fijara en mí.

(Al parecer, sus enormes pechos
no la dejaban verme).

Todo esto lo hice,
para que el primer día
luego de haber terminado el colegio
no volviera a recordarla hasta hoy.

3 comentarios:

  1. Excelente, Juanci! Seguí escribiendo y si querés, dibujamos algo en conjunto, pero con palabras.

    ResponderEliminar
  2. Me encantó Juanci! y mucho la oración del final!

    ResponderEliminar
  3. Ella inauguró en mí la desesperación.
    Es genial!

    ResponderEliminar