lunes, 11 de diciembre de 2017

El último atardecer en la isla

Pa' retomar el hábito de escribir, con una amiga estamos trabajando algunas consignas que vienen en el libro de ejercicios de Felipe Montes.
La consigna trabajada era: Noche a noche, algunas personas han desaparecido del
pueblo.
Esto es lo que me salió:


El último atardecer en la isla


¿Y si hubieras muerto acaso?
¿Peleando
o creyendo,
¿O intentando escaleras para atrapar las
espaldas del cielo?
Miguel Abuelo - Buen día, día




La isla de Sheol flotaba solitaria en medio del Atlántico Sur. Un día luego de un naufragio llegó a nado el primero de sus hombres. Eso fue hace mucho tiempo. Poco a poco la isla comenzó a poblarse. Primero fueron algunos cientos de personas, luego miles, y desde hacía más de un siglo que ya nadie se molestaba en contabilizar a sus cientos de millones de almas.
La isla no tenía ningún atractivo ni riqueza, salvo estar ubicada en el medio de dos mundos.
La densidad de su población era tal que se decía que los rayos del sol no alcanzaban a tocar el suelo. Ayudaba a ese rumor que sus pobladores tuvieran mayoritariamente un tono pálido, y en algunos casos un tanto verdoso, en la piel.
La isla estaba terriblemente contaminada. Los barcos que le pasaban cerca comentaban que desde una decena de kilómetros antes se percibían sus aromas fétidos.

La primera señal de qué sucedería algo fue un insomnio generalizado que afectó a sus habitantes. De un día para el otro todos en la isla dejaron de conciliar el sueño. Simplemente pasaban sus días y sus noches con los ojos abiertos sin pensar en nada.
La segunda señal fue un atardecer.  Desde la costa el sol se hundió en el mar lejano, dándole al cielo una tonalidad anaranjada nunca antes vista. Esa tarde todos los habitantes de Sheol sonrieron al horizonte. Durante las próximas semanas los isleños tuvieron un semblante feliz en el rostro.
Pero el  tercer y contundente aviso fue cuando llegaron noticias de una nueva y definitiva Guerra Mundial.  Durante los siguientes meses ciudadanos de todo el planeta llegaban a la isla en todo tipo de embarcaciones buscando refugio. Ante la falta de espacio para albergar a tanta gente, Sheol casi duplicó su superficie por la cantidad de navíos amarrados a sus costas.

Pasó un tiempo así hasta que las primeras personas, refugiados e isleños, empezaron a desaparecer. Nadie se extrañó, incluso celebraban el escaso espacio que ganaban. Lento y a ritmo constante Sheol se fue vaciando, hasta quedar tan deshabitada como en los primeros tiempos.
Cuando le llegó el turno al último de sus habitantes, que también había sido el primero de los hombres en la isla, éste apagó la luz y esperó a que el horizonte lo disolviera.
Es que la muerte nunca se había tratado de separar el alma del cuerpo, para que ésta se marchara a un lugar mejor. Los que ya no tenían vida debían esperar con sus cuerpos gastados en algún lugar inhóspito a que las puertas del cielo prometido se abrieran.
El mundo se había terminado, y ahora sí: la isla podría tener por fin su lugar en las cartografías de un mundo extinto.




domingo, 3 de diciembre de 2017

20 Preguntas a los que escriben - Gabriela Luzzi

Hoy me saco un gusto que hacía rato quería darme.
Hoy acoso con mi cuestionario estandarizado (y a punta de pistola) a Gabriela Luzzi.
Además de habernos convidado de poemas y relatos fabulosos, en sus respuestas tira un par de ideas super interesantes que nos dejan tirando cortes de zanella.
Mil Gracias Gabi por la buena onda, tus respuestas y tu tiempo!


GABRIELA LUZZI nació en Rawson, provincia de Chubut, en 1974. Actualmente vive en Buenos Aires. Publicó Garfunkel  (Eloísa Cartonera, 2014), Liebre (Vox, 2015), Warnes (Eloísa Cartonera, 2016) y El resto de los seres vivos (Conejos, 2016). Sus poemas integran las antologías 9, Textos intrusos (2012), Vivan los putos (Eloísa Cartonera, 2013) y 53/70. Poesía argentina del siglo XXI (Editorial Municipal de Rosario, 2015). Su libro de cuentos La reina de los duraznitos fue una de las obras destacadas del III Concurso de Narrativa Eugenio Cambaceres (2012) para autores noveles. Es editora del sello Paisanita y trabaja junto al colectivo de editoriales que forman La Coop. Fue la coordinadora de los tabloides de poesía que se repartieron el 8M, Paro Internacional de Mujeres de 2017, donde escritores nacionales y latinoamericanas se pronunciaban en contra de la violencia de género.
Foto: Daniel Mordzinski

1- ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Qué hay primero? ¿Un lector que se transforma en escritor, o  un escritor que se transforma en lector?
Supongo que cada persona se conecta con la lectura y la escritura a su manera, pero todo parte del deseo de hacerlo, que no se bien cómo nace. Con el tiempo, algunas historias pueden volverse significativas. 
Julián, un poeta de Córdoba, me contó una vez que, desde que tenía 10 años, la madre los mandaba a él y al hermano a pasar las vacaciones con el tío en Playa Unión. Viajaban con un cartelito colgado al cuello que decía “niños que viajan solos”. La primera vez, el tío los fue a buscar a la terminal y antes de llegar a la casa, pasaron a comprar dos platos, dos juegos de cubiertos y dos vasos. Los llevaba todos los días a la playa, pero para poder salir primero tenían que leer el capítulo de un libro.

2- Describime tu escritorio a la hora de sentarte a escribir un texto.
Escribo en la mesa de la cocina cuando los demás duermen, porque ya se acostaron o porque todavía no se levantaron. Es una mesa de madera que hizo un carpintero de nombre Mirko. Tiene un mantel de tela.  En la cocina se da una variación de la luz y de los sonidos que vienen del pulmón del edificio y hace que sea el lugar que más me gusta.

3- ¿Cuánto hay de tu pedacito de barrio en tu escritura?
Me mudé muchísimas veces y vivo en una metrópolis, más bien esos pedacitos que aparecen serían el intento de quedarme en algunos barrios donde viven o vivieron personas que amo.

4- Todos los escritores recomiendan tomar talleres. ¿Por qué hay que tomarlos?
Porque existe la posibilidad de no tomarlos y la mayoría de la población decide no ir. Y para no estar tan solos.

5- ¿Cuál es el mejor consejo que te han dado como escritor?
Que cierre los ojos y preste atención a las imágenes que aparecen, que empiece a seguir alguna, que sea generosa para contarlo, que no espere nada a cambio (Levrero, Oyola, Ocampo, Sommers, Bermani).

6- ¿La mayor alegría literaria que has tenido?
La mayor alegría es la lectura, y la relectura.

7- ¿Qué escritor te robó una idea antes de que se te ocurriera?
Lamentablemente ninguno, como dice un poema de Laura Wittner: “Todas las ideas que se me ocurren/ no sólo se le ocurrieron a alguien antes:/ también fueron llevadas al cine”.

8- ¿Qué se siente haber terminado un texto?
Que hay que volver a la esclavitud del mundo, lo cual acepto, porque en otro momento quizás pueda volver a escribir, aunque no se sabe.

9- ¿Qué debe tener un buen texto?
Algo raro, algo imperfecto, música propia.

10- ¿Cómo es el lector ideal?
De alguna manera leer es divertido en los momentos más incómodos de la vida. 

11- Un buen escritor… ¿se expone sin tapujos? ¿O logra evadirse totalmente?
¿Las dos cosas al mismo tiempo?, o, más bien,  para exponer algo en la entrelínea de la escritura tal vez haya que evadirse de miles de condicionamientos.

12- ¿Qué cosa está sobrevalorada en la literatura?
Habría que ver en cada caso.  Todxs podemos tener momentos de debilidad, y después ver que nada es tan importante. 

13- Si llegaran los extraterrestres… ¿Qué libro les regalarías como muestra del genio humano?
Les regalaría todos los libros, editados y no, que formarían una obra inmensa y despareja, abierta a los textos por venir.

14- ¿Qué diferencia hay entre tu primer libro, y el texto en el que estés trabajando ahora?
Además del tiempo que pasó, el primer libro ya está escrito, este hecho hace que por momentos sienta que es tan absurdo y malo que tendría que dejar de escribir para siempre, y en otros, que por la misma razón tal vez no esté tan mal. Con el texto que estoy escribiendo ahora me pasa algo parecido.

15- ¿Qué rostro tienen tus musas?
Tienen forma de caballos, mariposas, fantasmas, puercoespines y hojas de diarios.

16- Al mejor estilo Frankenstein… armame un monstruo con partes de diferentes escritores.
Un actor sin memoria es un cuchillo sin filo”. Fernanda García Lao, La piel dura, el cuenco de plata, 2011.
Capaz me ato a un cohete para llegar al cielo”. Ariel Bermani, Furgón, Paisanita, 2014. 
Ser poeta es/ lo que más amo en el mundo/ y ojalá todos amaran/ lo que son en el mundo”. Sebastián Goyeneche, flores el intento, Nulú Bonsai, 2015.

17- Un libro que todos recomienden y que no te haya gustado.
La nieta del Señor Linh, de Philippe Claudel. Lo leí hasta el final y me enojé mucho.

18- ¿Cómo sería un mundo sin libros?
Ojalá en algún momento no haya libros porque todxs podemos acceder desde otros dispositivos a los textos.

19- Funda una nueva religión. A quiénes se adoraría. Cómo serían los rituales.
Preferiría no hacerlo.

20- ¿Qué título tendría tu biografía póstuma?
Mientras estoy viva me gustaría dejar arreglada mi cremación, para no ocasionar mayores problemas a los demás. Por otra parte postergo día a día pagar mi cremación como si tuviera la vida asegurada. Pienso que la cremación tendría que estar asegurada de forma gratuita para todos los habitantes. 

Bonus Track- ¿Qué pusiste la primera vez que dedicaste un libro?
Algo que seguramente me copié de otro lado.