martes, 20 de febrero de 2018

Claudita, la novia del Cadena

En junio de 2017 fuí convocado por Sergio Gaut vel Hartman para participar en la antología TODO EL MUNDO EN UN LIBRO. La misma reuniría a escritores de todo el planeta y los relatos no debían exceder las 300 palabras. Días atrás publicaron la selección de los cuentos seleccionados y el mío no había quedado (¡Cebollitas sub-campeón! ¡Cebollitas sub-campeón!). Igual, un placer enorme de haber podido mostrar lo que hago en un concurso donde participaron bocha de escritores que admiro, como el propio vel Hartman, Dani Frini -amigo personal-, o María Rosa Lojo. Muestro el texto escrito para la convocatoria. 

Claudita, la novia del Cadena

 

Me habían dicho que la mina más linda del baile era una tal Claudita, y que para colmo de bienes era encaradora. Pero tenía de novio —o ex que no terminaba de aceptar la ruptura— al Cadena Giménez, el capo de la barrabrava de Defensores. Contaban que el tipo se había encargado de mandar al hospital a todos y cada uno de los que se le habían arrimado a la Claudita. Incluso un primo mío había perdido dos dientes sólo porque al Cadena se le ocurrió que le había mirado el culo a la novia.

Cuando pensaba en qué buena suerte la mía, porque me había sacado a bailar la morocha más linda del mundo, un amigo se acercó y me comentó que esa que se movía sensual y pegadita a mí no era otra que la Claudita. Aterrorizado, pensando en las palabras que diría mi epitafio, corrí a esconderme al baño y no salí hasta que me avisaron que en el boliche no quedaba nadie. Al llegar a la esquina me lo crucé al Cadena Giménez que me estaba esperando, y apenas me reconoció empezó a golpearme con una llave inglesa.

Mi nombre pasó a integrar su lista de hospitalizados. Como autógrafo me dejó varios puntos en la cara y un brazo roto en cuatro. No le guardo rencor, ahora que la conocía pensaba que era fácil perder la cabeza por una mujer así, y creo que yo también habría hecho lo mismo con alguien que se hubiera encerrado toda la noche en el baño del boliche a hacer las cosas que hicimos con la Claudita.


Nota para Tren Insomne

Comparto una nota que me hicieron para la revista literaria Tren Insomne. Mil gracias Sole Hessel por la oportunidad. Pasen por la revista, que además de encontrar notas a gente mucho más interesante que yo, van a encontrar un cuento que escribí especialmente para la revista.... (y que recién cargaré en el blog el mes que viene.... sólo pa' joder)

EL VAGÓN DEL ESCRITOR

Se sube al tren: Juanci Laborda



¿Cuándo y por qué comenzaste escribir?
¡Uf! Supongo que fue un proceso que sucedió casi sin que me diera cuenta.
Tuve un tío abuelo, Dardo Neftalí Torres, que fue un escritor muy reconocido en mi provincia. De él es un título clásico de mis pagos "Mateo y el último michilingüe". Apenas aprendí a escribir hice un cuento titulado "Juanci y el último comechingón", donde como un dúo de superhéroes atravesábamos a flechazos a medio San Luis, y con especial saña a los pibes del colegio que me caían mal.
El secundario fue vital. Tuve una adolescencia súper hormonal, y a través de poemas re dark que jamás mostré a nadie encontraba la forma de acomodar las emociones. Una vez en la hora de Lengua la profe nos dio un respiro con el análisis sintáctico y nos propuso escribir un cuento para participar en un concurso intercolegial. Mi curso tenía algo especial. Obtuvimos los tres primeros premios. Mi cuento salió segundo. Ese fue un mimo,
Los primero años de universidad continué escribiendo de forma irregular, sobre todo guiones para cortos, comics y algunas canciones para la guitarra. Pero fue tras una ruptura amorosa, que le escribí un libro enteró a mi ex, donde a través de fabulas medias dolinezcas, le hacía todo tipo de reclamos. Por suerte, los flacos que alquilaban conmigo, aunque me felicitaron por mi escritura, impidieron que me humillara enviando ese libro. Creo que ese fue el click: que ellos me felicitaran. Aunque sabía de su afectuosa parcialidad para conmigo, los tenía como lectores criteriosos y su felicitación fue como si me indicaran "este es el camino".
Desde entonces adquirí regularidad con la escritura, tomé cursos de redacción, talleres y otras yerbas. Lo demás supongo que se dio como todo en la vida, fue golpear la puerta correcta.

¿De qué se nutre tu escritura?
Me gusta el relato realista. Supongo que se nutre de experiencias cotidianas.
Me considero más lector que escritor. Realmente me siento a escribir después de mucho buscar y no encontrar una historia que me haga vivirla. Por ejemplo, leyendo La música del azar de Paul Auster, a mitad del libro los protagonistas pierden todo su dinero en una partida de póker. Cuando pasó eso me agarró una bronca terrible. De sólo recordarlo me dan ganas de patear la mesa. No me importó que quienes lo hubieran leído antes me pidieran paciencia, que a partir de ahí el libro se ponía mejor. ¡Paul Auster no me podía traicionar así! ¡justo a mí! ¡qué tan identificado me sentía con su personaje!. Tiré el libro al carajo, y me senté a escribir qué hubiera hecho yo en lugar de Nashe. ¡Obvio! Mi relato duró apenas dos páginas más, pero me sentí reivindicado. Supongo que de eso se trata el relato realista. De "reivindicar". Como la vida no me va a alcanzar para vivirla de todas las formas que me gustaría, al menos me desquito escribiendo.

¿Tenés rituales a la hora de ponerte escribir?
Depende qué esté por escribir. Si es narrativa, no empiezo a escribir sin saber hasta dónde quiero llegar, o sea que me siento con la historia lista en mi cabeza, en el proceso de escritura, obvio, me puedo desviar. Para sentarme a escribir necesito muy poco: un ambiente con poca contaminación sonora o visual, un cuaderno y una lapicera. Me cuesta horrores escribir en digital. La hiperconectividad es una posibilidad infinita de dispersión. Se le puede agregar mate amargo o algo de música instrumental.
Si es lírica, anotó lo que me sale en el momento que me sale en lo primero que tengo a mano, que casi siempre es el teléfono celular. Después puedo tomarme la vida entera para pulirlo, o no. No sé por qué, pero casi todos mis intentos de poemas están escritos arriba del colectivo.

¿Hay algún tema que aún no te animaste a enfrentar con tu escritura?
Creo que de los temas que me interesan, he escrito sobre todos. Hay temas que me re interesan y estoy esperando la visita de alguna buena idea para sacarlos, como por ejemplo todos los nuevos vínculos que pueden generarse a través de las nuevas tecnologías, desde los amantes 2.0, la forma en que las fake new terminan moldeando la realidad y creando círculos de fanáticos, o las cyber-inquisiciones del pensamiento políticamente correcto.
Sí te puedo decir que hay temas sobre los que no volvería a escribir. Por ejemplo policial. Amo el género policial, pero él me odia. Otro, es el tipo de relato donde deje entrever alguna valoración propia sobre la realidad argentina o internacional. Obvio, no hace mucho fui joven y pensé que me las sabía todas, y que mi valoración del mundo era universal. Después la vida, con cinturón negro, me enseñó que la misión del escritor no es iluminar al mundo, sino entretenerlo... pa' iluminar está el farol de la plaza.

Te doy una bola de cristal para ver el futuro, ¿cómo te ves?
Supongo que igual que hoy. Con más títulos publicados, ojalá que con algún premio, y una editorial independiente ya funcionando.
De algo estoy seguro, al menos en mis pagos, se me recordará mas como divulgador de narrativa, que como escritor.

Hoy ¿por qué escribís?
¡Ja! Mucho escritores suelen responder a esa pregunta con "porque no puedo evitarlo". Yo sí puedo evitarlo, pero no quiero. Escribir me divierte, me hace feliz...
No me interesa la trascendencia de una obra. El que canta en la ducha, por más que sepa que lo hace bien, no canta para tener la guita de Bono o las fans de los Back Street Boys —a mí me encantaría tener ese público, je—, sino porque le gusta cantar. A mí me gusta escribir. Escribiría igual, aunque se extinguieran los lectores.






domingo, 18 de febrero de 2018

Una remera rockera (fragmento)

Muestro un poquito de un poema medio largón en el que vengo trabajando desde hace algunos meses.



Una remera rockera


(...)

Señor político
por favor continúe
con ese discurso tan progre
tan bonito
tan arenga de masas
que yo me esforzaré por olvidar
que nunca trabajó de otra cosa
que de parásito del pueblo
y miraré para otro lado
cuando en cámara salga luciendo
ese costosísimo traje francés
hecho con algodón
recogido por un niño famélico del Chaco
porque en los 90s
tuve una remera rockera
con un pelado estampado
qué decía:
el lujo es vulgaridad…
frase que
como su discurso
me conquistó.